Los participantes destinaron su esfuerzo y creatividad para hacer propuestas sencillas relacionadas con la sostenibilidad: “Apadrina una Abeja”, aprovechamiento del agua de la ducha, reutilización de botellas, sistemas para compartir vehículos,…
Hace unos meses, un grupo de de estudiantes universitarios de Leinn (grado en liderazgo, emprendimiento e innovavión), creó Starters Bootcamp, unos campamentos de verano para orientar y entretener a chicos y chicas de 14 a 18 años. Los organizadores obtuvieron financiación de empresas y fundaciones para que 70 de los 100 participantes lo hicieran con becas, sin coste alguno para ellos o sus familias.
En los cursos, de dos semanas, se les entrena para trabajar en equipo, desarrollar 13 habilidades personales (desde pensamiento creativo a presentación) y para ponerlas en práctica cada equipo debe trabajar un producto o servicio que resuelva un problema de su entorno que les interese. Reciben charlas de expertos y sesiones de trabajo asistidas por facilitadores, pero son ellos los que deciden los proyectos que quieren elegir.
Tuve ocasión de asistir a la clausura del primer grupo de julio. En este acto, cada equipo presentaba la idea sobre la que habían trabajado en el campamento. Todas eran sorprendentemente avanzadas, estaban bien trabajadas y las presentaciones eran muy profesionales.
Entre los conceptos estaba el proyecto “apadrina una abeja”, un concepto sencillo, con un diseño precioso y un proceso bien elaborado para repoblar eficazmente el campo de estos insectos tan importantes para la supervivencia humana. Otro grupo había ideado Watubs, un sistema para recoger y reutilizar el agua que se deja correr al inicio de la ducha; había un proyecto de botellas reutilizables con un sistema de recompensas para reducir el uso de envases de plástico, y un sistema nada mal pensado para compartir vehículos de forma rutinaria que llamaron Rutinout.
Les pregunté a los organizadores si ellos habían dirigido el sector en el que debían desarrollar sus proyectos y me dijeron que no, (había otros proyectos para ponerse en forma, o para evitar distracciones del teléfono mientras estudiaban), lo verdaderamente interesante, además del nivel de profesionalidad alcanzado en tan poco tiempo, es que grupos de chavales muy jóvenes se pongan a pensar sobre problemas de su entorno y el 80% destinen su esfuerzo y su creatividad a proyectos relacionados con la sostenibilidad, que aporten soluciones prácticas, sencillas y practicables.
Da esperanza, verdad?